Olimpiadas de Filosofía: una cuestión doméstica y otra muy importante

El próximo viernes 14 de septiembre comienza la instancia inter-escolar de las tradicionales Olimpiadas de Filosofía, en la cual participan estudiantes de nivel medio de todo el país. Esta interesante invitación a la reflexión que se realiza desde hace varios años en la república argentina, presenta un trasfondo de conflictos de intereses entre dos Universidades Nacionales: la UBA y la UNT.

Buscando información en internet me encontré con dos páginas web de las Olimpiadas Nacionales de Filosofía; la primera denominada Sitio Oficial de la Olimpiada Argentina de Filosofía dependiente de la Universidad Nacional de Buenos Aires, y la segunda, Olimpiada de Filosofía de la República Argentina perteneciente a la Universidad Nacional de Tucumán.

Ambas Universidades convocan a las Olimpiadas Nacionales de Filosofía/2012 a estudiantes de nivel medio de la argentina e informan que sus propuestas cuentan con el auspicio del Ministerio de Educación de la Nación. 

Averiguando por internet me encontré con la Resolución Nº 351 del Ministerio de Educación de la Nación, mediante la cual -hasta el año 2012- se asigna la responsabilidad de la organización de las Olimpiadas Nacionales de Filosofía a la Universidad Nacional de Tucumán.

 

 

Más allá de estas cuestiones domésticas de las universidades, quisiera referirme en este artículo a la convocatoria de la Universidad Nacional de Tucumán por las razones expuestas.

Para este año, el tema de reflexión propuesto por la UNT ha sido: ¿Transformamos el mundo, luego existimos? Tecnología y Filosofía en el mundo actual.

El Referente Provincial de Jujuy de las olimpiadas, Prof. Juan Luis Guzmán, quien trabaja en coordinación con la Universidad Nacional de Tucumán, ha difundido los cinco ejes que componen la convocatoria de este año, a saber:

  1. ¿Vivimos para hacer o hacemos para vivir?
  2. ¡Quien maneja la tecnología?
  3. ¿Las máquinas nos ayudan a vivir mejor?
  4. ¿Somos lo que hacemos?
  5. ¿Conocemos, descubrimos o inventamos?

Para mayor información de la convocatoria presionar sobre este enlace.

Considero que la temática propuesta por los organizadores es importante y muy significativa, no solo para los jóvenes de nuestras escuelas secundarias ni para los Profesores de Filosofía, sino para todos los docentes de cualquier nivel de la enseñanza, porque las tecnologías, especialmente las nuevas tecnologías de la información y la comunicación o teletecnologías como prefiere Javier Echeverría, forman parte de la vida cotidiana y como tal, a través de Conectar Igualdad, se instalaron en las escuelas de nuestro país.

De acuerdo a lo anterior, los docentes como formadores del pensamiento crítico debemos también ser críticos frente a la incorporación de las TIC en la enseñanza y el aprendizaje para que no se reduzca a lo meramente instrumental; necesitamos que nos apropiemos de la tecnología no solo desde el “saber hacer” sino también desde el “saber por qué hacer” y el “saber para qué hacer”. Es decir, incorporar las TIC como estrategias de enseñanza siendo conscientes porqué lo hacemos y para que lo hacemos.

Considero que la hipótesis anterior adquiere validez cada vez que observamos en el ambiente docente el clima de avidez por la formación tecnológica tal como ocurrió en la década de los noventa, con la avidez por las licenciaturas, lo cual no nos permitió pensar la educación más allá de lo instrumental, y eso evidentemente, es serio para un formador o formadora de niños y jóvenes.

Sin duda que la mencionada avidez docente por lo tecnológico es un tanto controvertida por cuanto todavía nos debatimos entre posturas disyuntivas, unas surgidas desde nuestros supuestos acerca la tecnología mediante actitudes que rosan la tecnofilia y la tecnofobia, pero también incorporando algunos inventos conceptuales como nativos e inmigrantes digitales.

Al respecto suena convincente María Teresa Lugo cuando afirma que las TIC vinieron para quedarse. Seguramente en el siglo XV alguien habrá dicho algo parecido referido a la imprenta, y aquí seguimos, con el virtuoso libro impreso no obstante el e-book. Con lo anterior no quiero decir que las TIC sean virtuosas y perennes; eso habrá que debatirlo o en todo caso esperar que el tiempo lo diga, pero es un hecho que la vida cotidiana a comienzos del siglo XXI ha cambiado con las TIC y todavía habrá más.

Si adoptamos como premisa lo anterior, es decir las TIC como parte de nuestra cotidianidad, necesitamos interpelar la tecnofilia y la tecnofobia, y para ello es menester pensar en conjunción más que en disyunción, lo cual no quiere decir adoptar un mero eclepticismo, sino una metacomprensión de las contradicciones del mundo actual. En síntesis, pensar de manera compleja la compleja sociedad contemporánea.

Por otro lado, en relación a los conceptos fetiche, habría pensar a los niños y jóvenes no solo como nativos digitales y a los adultos como inmigrantes digitales tal cual lo planteara Marc Prensky en el año 2001. La realidad nos muestra que en nuestras sociedades desiguales tenemos niños y adolescentes que también podríamos considerarlos inmigrantes digitales cuando van a la escuela. Hay que trabajar en zonas marginales para ver todo esto. Si compartimos lo anterior, es razonable la adopción de una posición más reflexiva frente a conceptos deterministas que a veces nos encorsetan teóricamente.

Existe también otro concepto que a veces solemos pensar en clave económica: la “brecha digital”. Esta brecha no sólo es generada por lo económico sino  también por cultural, con lo cual se ensancha aún más la desigualdad social que se da en lo local. Con este argumento el discurso oficial asigna a los docentes una gran responsabilidad frente a la exacerbada desigualdad social. La verdad que es fuerte el argumento.

Sin embargo considero que habría que pensar también la enseñanza con las TIC desde otra perspectiva. En este sentido suenan provocadoras tres preguntas formuladas por las Olimpiadas de Filosofía:

  • ¿La toma de decisiones sobre la política científico-tecnológica es un asunto que le compete sólo al Estado o debe la ciudadanía participar activamente?
  • ¿Contribuyen la ciencia y la tecnología al progreso moral y político de las sociedades humanas?
  • ¿Cuál es el sentido y el papel de la técnica en la vida humana?

Las preguntas anteriores son debates que nos debemos al interior de las escuelas, los cuales no se reducen al ámbito de la Formación Ética y Ciudadana, a la Filosofía y a las Ciencias Sociales. Porque como decíamos anteriormente, necesitamos construir un pensamiento complejo frente a una sociedad también compleja y en este sentido es ingenuo hacerlo desde la fragmentación de la disciplina. En la inter-disciplina están los códigos que necesitamos para vivir este mundo que algunos ya estamos dejando y otros están llegando.

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